El concepto
de salud general está conformado por 4 áreas:
- Física
- Mental
- Emocional
- Espiritual
Lograr un
estado de bienestar, armonía y equilibrio en estas áreas nos dará la habilidad
para funcionar de manera óptima como ser humano y tener la energía y vitalidad
para ser altamente productivos y exitosos en cualquier área de nuestra vida.
La salud física tiene que
ver con nuestro cuerpo; con nuestro caparazón y vehículo el cual nos ha transportado
desde el día que nacimos y lo hará hasta el día de nuestra muerte. Para
asegurarnos de que sí vamos a llegar lo más lejos posible en la vida, tenemos
que cuidar a nuestro cuerpo de la mejor manera. Debemos ejercitarlo, cuidar nuestra nutrición, mantenerlo limpio y
alejado de toxinas a la mayor medida
posible y acudir al médico para la prevención y tratamiento de
accidentes y enfermedades que pueden llegar a mermar la calidad de nuestra
vida.
La salud
mental se refiere a la forma en que manejamos nuestra vida diaria y la
forma en que nos relacionamos con los demás en distintos ambientes, vjr: en la
familia, la escuela, el trabajo, en las actividades recreativas y en la
comunidad. También tiene que ver con la manera en que equilibramos
nuestros deseos, anhelos, habilidades, ideales, sentimientos y valores para
hacer frente a las múltiples demandas de la vida.
La salud emocional es el manejo responsable de los sentimientos,
pensamientos y comportamientos; reconociéndolos, dándoles un nombre,
aceptándolos, integrándolos y aprovechando la energía vital que generan para
que estén al servicio de los valores. Las personas emocionalmente sanas
controlan sus sentimientos de manera asertiva y se sienten bien acerca de si mismo, tienen buenas relaciones personales y han aprendido
maneras para hacerle frente al estrés y a los problemas de la vida cotidiana.
La espiritualidad
es casi imposible definir porque significa algo diferente para cada persona.
Para algunos, es la religión; para otros, la espiritualidad se fundamenta
en la armonía que sienten con la naturaleza o la creencia de que existe un
poder mayor / energía universal / fuente creadora etc. Por lo tanto, la
salud espiritual implica la reflexión de nuestras creencias. Lo que
importa no son nuestras elecciones espirituales, sino que estemos viviendo de
acuerdo a nuestras creencias y convicciones.
La salud, al
igual que el éxito deberá ser integral, es decir, equilibrado. Desatender
a cualquiera de estas 4 áreas nos afectará negativamente para hacer las cosas
que nos dará el estilo de vida que deseamos. Ya que sin ella no podríamos
gozar de nuestro dinero, ni siquiera de las relaciones que son importantes para
nosotros.
Un aspecto importante por
mencionar es la promoción de estilos de
vida saludables que implica conocer aquellos comportamientos que mejoran o
socavan la salud de los individuos. McAlister (1981) entiende por conductas
saludables aquellas acciones realizadas por un sujeto, que influyen en la
probabilidad de obtener consecuencias físicas y fisiológicas inmediatas y a
largo plazo, que repercuten en su bienestar físico y en su longevidad. En la
actualidad, se conoce un número importante de comportamientos relacionados con
la salud, apresados a través de la investigación epidemiológica. A continuación
se exponen algunos de los más importantes (Oblitas, 2000, 2003, 2004, 2004a):
Los Estilos de Vida saludables es Todo aquello que provee bienestar
y desarrollo individual en forma solidaria, a nivel bio-psico-social. Es la manera
como la gente se comporta con respecto a la exposición de factores nocivos que representan
riesgo para la salud.
Existen diferentes estilos saludables de vida- no uno sólo
y que tiene que ver con el marco cultural de socialización.
Practicar ejercicio físico.
Realizar
una actividad física de modo regular (ej., dar largos paseos) es el vehículo
más adecuado para prevenir el comienzo de las principales patologías físicas y
psicológicas que afectan a la sociedad desarrollada.
Nutrición adecuada.
En términos de efectos en la salud, los hábitos
alimentarios de las personas que viven en las sociedades desarrolladas, han
pasado desde los estragos de las deficiencias dietéticas de principios de
siglo, a los estragos derivados del exceso, en las últimas décadas. Una
nutrición correcta se hace imprescindible para lograr un estado saludable. De
hecho, la mayor parte de las enfermedades actuales guardan una estrecha
relación con la dieta alimenticia (ej., la diabetes, la caries dental). Una
buena práctica nutricional se caracteriza por una dieta equilibrada, que
contenga todas las sustancias nutritivas esenciales (ej., minerales, vitaminas,
proteínas), y un consumo adecuado, evitando una ingesta excesiva de alimentos.
O dicho de otro modo, la dieta saludable es aquella que minimiza el riesgo de
desarrollar enfermedades relacionadas con la nutrición (Hegsted, 1984).
Las dietas saludables proporcionan una cantidad adecuada de todos los nutrientes
esenciales para las necesidades metabólicas del organismo. Además de agua, los
alimentos contienen cinco tipos de componentes químicos que aportan nutrientes
específicos para el buen funcionamiento del organismo: carbohidratos, lípidos,
proteínas, vitaminas y minerales (Holum, 1987).
Sexo seguro.
Cada año millones de personas, la mayoría de ellos
jóvenes, contraen enfermedades transmitidas sexualmente (ej., gonorrea,
herpes). Estas enfermedades han sido siempre potencialmente peligrosas, pero
durante los últimos 40 años, la mayoría pueden ser tratadas eficazmente. Sin
embargo, en la década de los años 80 la irrupción en escena del SIDA cambió
completamente el panorama. El SIDA consiste en la presentación de una o varias
enfermedades (ej., sarcoma de Kaposi) como consecuencia de la infección previa
producida por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Además, en pacientes
afectados, el SIDA es una enfermedad contagiosa debida precisamente al virus
VIH. Éste se encuentra en numerosos fluidos humanos, aunque sólo en algunos
(ej., semen, secreciones vaginales) presenta una concentración suficiente como
para provocar una infección (Weber y Weiss, 1988; Bayés, 1995).
Desarrollo de un estilo de vida minimizado
de emociones negativas.
Las emociones negativas constituyen un riesgo para la
salud. Estas influyen sobre la salud a través de diferentes mecanismos. Quizás el
más conocido es el Síndrome General de Adaptación (SGA) (Selye, 1936,
1956), también denominado estrés. Labrador (1992) define el estrés como:
"Se considera que una persona está en una situación estresante o bajo un
estresor cuando debe hacer frente a situaciones que implican demandas
conductuales que le resultan difíciles de realizar o satisfacer. Es decir, que
el individuo se encuentre estresado depende tanto de las demandas del medio
como de sus propios recursos para enfrentarse a él; o, si avanzamos un poco
más, depende de las discrepancias entre las demandas del medio, externo e
interno, y la manera en que el individuo percibe que puede dar respuesta a esas
demandas" (p. 27).
Se ha consensuado que los principales problemas de
salud relacionados con la nutrición y la actividad física a los que se
enfrentan los adolescentes son: (a) el exceso de peso o la obesidad;
(b) la anorexia y la bulimia nerviosa;
(c) la adecuada mineralización ósea, y
(d) el inicio de los factores de riesgo
cardiovascular.
Pero los problemas relacionados con la salud van más
allá de la nutrición y la actividad física, contribuyendo a ello el tabaco y el
alcohol, de alto consumo entre los adolescentes, teniendo su efecto sobre
enfermedades no transmisibles.